A estas alturas aún hay personas que piensan que lo de Margarita no va con ellas.
Asesinarla es abrir una puerta hacia un lugar muy oscuro en el que entramos todos. Respetar su vida... ¿Digo respetarla? Honrarla, como se merece, es limpiar unas raíces que en este país llevan demasiado tiempo podridas, es abonar la tierra y plantar una semilla de otra cosa. Esto de toca, te toca y mucho. Nunca se pone más a prueba la naturaleza de una persona o una sociedad que cuando tiene en sus manos a un ser inocente sobre el que actuar impunemente. Aquí puedes firmar para salvar a Margarita. https://www.change.org/p/sanidad-animal-del-dpto-agricultura-ganader%C3%ADa-pesca-y-alimentaci%C3%B3n-de-gencat-ayuda-quieren-matar-a-margarita Haz clic aquí para editar.
2 Comentarios
El otro día me colé en la clase de pintura de mi padre para darle una sorpresa.
Le encontré así, pintando un óleo de uno de mis acrílicos. Copiar el cuadro de un artista es una de las formas más bonitas que hay de acariciarle. Son horas y horas de complicidad, de vivir lo que la otra persona vivió en cada pincelada. Es un entendimiento y un homenaje. Sé lo que siente mi padre cuando ve mi obra porque es lo mismo que sentía yo cuando de niña le veía pintar al otro lado del crista. Me encantaba ese silencio que se percibía, ese espacio solo para él, tan íntimo, tan lento. Había mucha fuerza en esa reivindicación de lo suyo y mucho amor propio. Y hoy sigue pintando y sigue siendo. Sé que mi padre cuando pinta sana y sana a toda la familia en él. Y sé que cuando yo pinto también él pinta y también él es. Me enseñó a pintar con óleo cuando a la vez que a sumar y restar y me hizo así, sin saberlo, el mejor regalo que me podía hacer. Gracias papá. ¿Qué pasaría si cada uno de nosotros dejáramos salir nuestra creatividad?
|